Bajo el agua mansa la brava corriente

 



DANIEL DÍA

 Andador impenitente en las Marchas del Primero de Mayo en Medellín, ofrendando siempre su "Profesar el querer" para trastocar con ternura gastadas formas de reclamo. 

Sus poemas invadieron nuestras calles y bolsillos con vestido de hoja suelta. Con lentitud extraía copias de su mochila, con ese ademán que tienen los magos que sentencian extraordinarios  aparecimientos. Árboles, caballos y huesos son algunas de sus linternas alumbradas.

Tuve la fortuna de tenerle como pasajero noctívago rutinario en aquel taxi en el que yo sobrevolaba el asfalto de la ciudad que, rota en las horas diurnas, solía recomponerse de otras piezas bajo el manto de un firmamento testigo de tiernas sobrevivencias. 

El poeta me confiaba con complicidad sus celebraciones por los desencadenamientos que su lectura habría provocado durante la jornada, que más de las veces tenía por sitio aquella Taberna Bachué, incombustible taller de una bohemia que fue alimento espiritual para tantas almas proscritas. Luego, justo antes del alba, un último ron,  talvez una arepa con queso y la despedida al frente de la casa que habitaba con su madre y hacia donde le veía yo caminar lóbrego y automático, con las últimas moléculas oxigenantes que le permitían la ebriedad.

También recuerdo aquella ocasión en que me sentó frente a un plato de cebolla cruda que él mismo se había cuidado de pedir en una cafetería de esas que abren con el canto de los gallos. Habíamos acabado de llegar a la terminal de autobuses de Armenia, Quindío, luego de un molido viaje de varias horas que fueron suficiente para que mi cuerpo sucumbiera al  asma poniendo una fábrica de pitos en mi pecho. "Cómete la cebolla", me dijo. "Si te cuesta mucho pásala con esto" y arrimó la azucarera. Se sentó en frente mío con ánimo fiscal comprobando que me diera cada bocado sin demasiada pausa. Al terminar la ingesta yo moqueaba ríos y lloraba lágrimas limpiadoras. Él me sacudió con fuerza dando voces de canto chamán y sentenció que la cebolla sería desde entonces la que me amaría con amor bueno.

Maestro de epílogos, sumerge la lectura de sus poemas en una cadencia apacible, elongada y sin obediencia a las prisas.  Un torrente bravo bajo el agua calma. Mis últimos encuentros con él me hacen sentir en casa y fue con él que aprendí, antes que con nadie, la palabra inxilio.

Junto a otras almas de su calaña ha forjado la Revista Quitasol y la Tertulia del Ángel en Bello, Colombia. De lo que aquí conocemos podemos decir que ha  publicado Síglope, Trata con el Ángel y Dádiva.

 

Nota por Roland Higuita M


CEBOLLA

 

Aquí

Sentimos la tierra en la boca

 

Una cebolla

Es el amor abriéndonos los ojos

                               comprobando la existencia

 

Una cebolla nos abre la piel

                                               el agua que llevamos dentro

 

Una cebolla nos vuelve a la vida

Una cebolla nos ama con amor bueno

 

Una cebolla cabalga como excitación de mar

                                               como continente de mujer

                                               como desierto

                                               como océano    como lágrima

 

Un cebolla reconviene a la esperanza

 

Un beso la cebolla

 

El primer paso del diablo en la tierra para alcanzar el cielo

 

Cebolla nada más entre el puño

                                               como un ojo que revienta

 

Ante una cebolla que es el Amor

Ofrendar                             más que los dientes

                                               más que la lengua

más allá de la esencia    la gratitud

                                               a la cebolla

 

De Síglope, 2003

 

LAS PIEDRAS

“Una estaba caída entre millones”

                       Jesús López Pacheco



 

Háblale a tu hijo

                del nacimiento de las piedras

 

Brotan de la tierra           al aire

                como las cigarras

Y vuelven a la tierra

                como los pasos

 

Somos como las piedras               dile

 

Todas las piedras son preciosas

Amarillas             blancas                 violetas

                               transparentes

Negras                 cual las más hermosas mujeres

Rojas                     cual caudales

 

Piedras incrustadas en el brillo de las miradas

 

Tronantes

Rudas piedras que llevamos

En el fondo de la condición humana

Y nos arrastran                                 dile

O nos levitan en el pómez del viento

O nos sostienen eternos

                en la gravedad del universo

 

                                                               dile

Que las piedras

Son el número de la historia

El hito de la esclavitud y la victoria

Que la última piedra de la pirámide

                es toda la pirámide

 

Que las piedras son la totalidad y el principio

Y que la piedra

                es una rabia insoportable

                                                               dile

 

Que las piedras son la luz y la sombra

                el reposo y la contienda              

                                                               y dile

 

Que las piedras son la vida que asumimos

Y la muerte

Que nos regresa al fondo

                                               donde nacen las piedras

 

De Síglope, 2003


LUNA DE LOCOS


Poema en vídeo tomado de Revista Quitasol (Fragmento de programa radial BABEL, en defensa de la palabra. Paraninfo Universidad de Antioquia, 2012)


 




 PROFESAR EL QUERER


Profesar el Querer 
  desde temprano

Del amanecer y el sol
  al atardecer y el sol
De la casa al trabajo
  y del trabajo a la casa

Al salir a la calle
al avanzar en la Marcha
Al gritar, que es resistir
  a que te callen el habla
Al golpear, que es confrontar
  aunque sea con palabras

Profesar el Querer
  desde temprano

Al encuentro con todos en la plaza
al avanzar con todos
Al gritar, al golpear con todos
                                   en la Marcha
Al abrazo de todos con el arma
A la esperanza de aquellos 
                                    por dejarla

Profesar el Querer
  desde temprano

Al encuentro contigo en la plaza
a tu mirada
a tus manos en la Marcha
a su entrega entre mano y puños
  entre risas, llantos y risas

Profesar el Querer
  desde temprano

Ojalá todos los meses
                   fuesen meses de mayo
  y todos los días
                            Primeros de Mayo


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